San Nicolás de los Arroyos lamenta una dolorosa realidad que se ha vuelto, lamentablemente, “moneda corriente”: los accidentes de tránsito. Cada día, nuestras calles son testigos de incidentes que, en muchos casos, terminan en tragedias evitables, cobrándose la vida de jóvenes nicoleños y dejando secuelas irreparables.
Es innegable que gran parte de la responsabilidad recae en nosotros, los conductores. La imprudencia al volante, el exceso de velocidad, la falta de respeto a los semáforos y la omisión del uso de elementos de seguridad como el casco se han convertido en prácticas peligrosas que alimentan esta preocupante estadística. Parece que la urgencia de llegar, la distracción o simplemente la desidia, superan el valor de la propia vida y la de los demás.
Sin embargo, no podemos obviar el poco trabajo preventivo que se observa desde el Municipio. Prácticamente no existen campañas de concientización masivas que generen un impacto real en la comunidad. Las charlas educativas son escasas, y los mensajes en redes sociales sobre esta problemática vital brillan por su ausencia o carecen de la fuerza necesaria para generar un verdadero “ruido” y poner en alerta a todos. La prevención, que debería ser un pilar fundamental en la seguridad vial, parece estar en un segundo plano.
Estamos perdiendo a nuestros jóvenes, la fuerza vital de nuestra ciudad, en accidentes que podríamos prevenir con una combinación de mayor responsabilidad individual y una acción municipal más enérgica y constante. Es hora de que tanto ciudadanos como autoridades comprendamos la gravedad de la situación y actuemos en consecuencia.
Necesitamos un cambio de paradigma. Es imperativo que el Municipio impulse campañas de prevención creativas y contundentes, utilice todos los canales de comunicación disponibles para educar y concientizar, y trabaje en conjunto con instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil. A su vez, como conductores y peatones, debemos asumir el compromiso de respetar las normas de tránsito, priorizar la vida y entender que la responsabilidad vial es un acto de amor y respeto hacia nuestra comunidad.